Windows 11

Seguramente te habrás preguntado si Windows 10 es mejor que Windows 11, o quizás viceversa. La realidad es que esta eterna batalla entre las versiones del sistema operativo de Microsoft genera curiosidad, especialmente con la creciente adopción del último sistema.

Ahora, ¿qué pasa si la elección no es tan compleja como parece? Se sabe que después de semanas de uso diario, pasando de Windows 10 IoT LTSC a una versión customizada de Windows 11, la elección entre ambos sistemas se reduce a tres condiciones clave.

De hecho, cuando estas se cumplen, ambos sistemas operativos dejan de ser un campo de batalla y se transforman en lo que realmente necesitamos: una herramienta que no estorbe.

Desde Redmond insisten en preinstalar aplicaciones y servicios que rara vez usamos: OneDrive, Xbox Game Bar, Cortana, widgets.

Da igual si se habla de Windows 10 u 11, esta «basura que nadie pidió» infla el sistema y ralentiza la experiencia.

Algunos usuarios manifestaron que con Windows 10, la solución fue la versión IoT LTSC, una opción oficial pero de difícil acceso para el usuario doméstico. 

Por otro lado, los que optaron por Windows 11, recurrieron a MicroWin, una versión optimizada mediante la popular herramienta de código abierto WinUtil. 

Lo cierto es que ambas soluciones permiten tener un Windows limpio y sin bloatware. Es más, te permite deshacerte de lo innecesario.

Teniendo en cuenta que las esquinas redondeadas de Windows 11 tienen su encanto, su nuevo Menú de Inicio centrado y el menú contextual simplificado (que a menudo te obliga a «Mostrar más opciones») pueden ser frustrantes.

Por tanto, si prefieres la familiaridad y eficiencia de la interfaz de Windows 10, no estás solo. De hecho, la segunda condición crucial es poder instalar StartAllBack en Windows 11. 

Esta joya transforma Windows 11, devolviéndole la experiencia de usuario clásica de Windows 10 sin sacrificar la modernidad. 

Así como Classic Shell hizo en su día, StartAllBack permite una experiencia más fluida y personalizada. Por ende, mientras esta herramienta exista, el diseño de la interfaz dejará de ser un problema.

La realidad es que millones de personas están cansadas de tener que iniciar sesión con un nombre de usuario y una contraseña, es decir, seguir dependiendo de los servidores de Redmond.

Mientras Windows 10 IoT LTSC ofrecía esto por defecto, en el nuevo sistema operativo fue necesario nuevamente el uso de MicroWin para configurar un usuario local sin complicaciones. 

Por lo pronto, la posibilidad de iniciar sesión sin una cuenta de Outlook es fundamental para lograr una experiencia de usuario sin fricciones.

Podríamos imaginar que, al necesitar menos «vueltas» en Windows 10 IoT LTSC, este sería el claro ganador. Aún así, Windows 11 Pro fue más accesible que esa oscura versión minoritaria de Windows 10. Al final, la balanza se equilibra.

Ten presente que la verdadera clave no reside en si es Windows 10 u 11, sino en la capacidad de personalización. 

En este sentido, si logras quitar lo que sobra y añadir lo que falta, ambos sistemas operativos serán igualmente válidos. 

En conclusión, tendrás que olvidarte de la guerra entre estos sistemas operativos, y enfocarte en la libertad de adaptar tu sistema a tus necesidades, y verás que ambos pueden ser el compañero perfecto.

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(S.M.C)

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